martes, 10 de enero de 2012

Entrenamiento en ayunas

Hola, hoy quería comentaros un tema, el famoso entrenamiento en ayunas, que tantas discusiones trae des de hace un tiempo.
Después de haber hablado con distintos entrenadores y especialistas, os puedo decir:

Hace unos cuantos años que se escuchan teorías y se ven prácticas que abogan por el entrenamiento en ayunas, especialmente en deportes de resistencia.
Las principales razones por las que algunos deportistas, utilizan esta estrategia de entrenamiento son por la supuesta, mayor efectividad a la hora de perder o controlar el peso por un lado y por otro conseguir un aumento en la capacidad de almacenamiento de los depósitos de glucógeno debido al efecto de sobre compensación.


En situación de ayuno, tras las correspondientes horas de descanso nocturno, los valores de glucosa en sangre son notablemente bajos. Parece que esta relativa hipoglucemia puede actuar como estímulo para una mayor movilización de grasas, en lugar del glucógeno, como fuente energética de las células de la masa muscular implicada en el esfuerzo físico. Esta mayor implicación de las grasas parece obedecer, entre otros, a un simple principio de conservación de nuestro organismo que tiende siempre a “blindar” el abastecimiento de glucosa a nuestro sistema nervioso y cerebro, que se nutren de azúcares.
Esta hecho haría que si entrenamos a menudo en ayunas, nuestro organismo aumente su tendencia a recurrir a las grasas como sustrato energético y con ello, indirectamente contribuya a una mayor movilización del tejido adiposo contribuyendo así a mantener un bajo porcentaje de grasa corporal e incluso perder peso.

Por otra parte, si se ahorra glucógeno, se puede retrasar también la aparición de la fatiga en esfuerzos de resistencia o larga duración, pues los depósitos de glucógeno tardarán más en agotarse.

Sin embargo, las posibles mejoras deben contrastarse también con posibles riesgos o inconvenientes que, entrenar en ayunas, puede comportar.

Por un lado, hay que tener en cuenta que si entrenamos con cierta intensidad, nuestro metabolismo incrementa siempre la necesidad de usar glucógeno como sustrato energético. Pero en ayunas, nuestros valores tanto de glucosa como de glucógeno son bajos. Es más fácil en ese caso padecer una hipoglucemia.
Por otro lado, si la intensidad también es relativamente elevada y sobre todo, si el entrenamiento es además de larga duración, al margen de grasas y glucógeno, las proteínas pueden entrar a formar parte también de los sustratos energéticos. Metabolizar o consumir proteínas para obtener energía no tendría mayor inconveniente sino éstas estuviesen almacenadas como ocurre con el glucógeno y las grasas. Sin embargo, las proteínas, debido a su función plástica, solo se almacenan formando las células musculares, con lo que cuando nuestro organismo utiliza proteínas en el metabolismo energético, lo puede hacer a expensas de “robar” células al músculo y por tanto, disminuir nuestra capacidad de fuerza.

En este sentido, es evidente que en las recomendaciones de quienes quieran hacer entrenamiento en ayunas, hay que recalcar dos aspectos:

- Hacer sesiones de baja intensidad y de corta duración.


Entrenamientos de larga duración y/o cierta intensidad pueden llevar a riesgo de hipoglucemia y a pérdidas de masa muscular y cierta capacidad de fuerza.

El problema a veces, es que tras hacer varios entrenamientos de fondo en ayunas, te puedes dar cuenta de que no eres capaz de mover el mismo desarrollo en llano, obviamente, porque habrás perdido fuerza haciendo un mal uso del entrenamiento en ayunas.

En definitiva, es un tema que cada uno tiene que hacer lo que mejor le vaya, como casi todo en este mundo.
Pero a tener en cuanta, muy importante no realizar estas sesiones, de larga duración ni a intensidad elevada.

Cada uno es diferente a otro y le sirven cosas distintas.

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